No pude sustraerme a un pensamiento que lleva años rondándome con la fuerza casi de un jeroglífico: ¿cómo se explica que los sondeos de opinión certifiquen sin lugar a dudas el carácter no-lector del pueblo español, y que un acontecimiento dedicado precisamente al libro tenga semejante éxito de concurrencia, parangonable casi a cualquier verbena de barrio? A lo mejor no hay solución al enigma. Da igual.
Como es natural, me suelo parar en las casetas que ofrecen libros, digamos, de mi especialidad; y, aunque todos los años entro en El Retiro con la firme promesa de no comprar nada, puesto que ya lo hago durante el año en mis librerías favoritas, jamás cumplo mi propósito, y salgo con una o varias bolsas que gravan mi cuerpo tanto como la culpabilidad por el dispendio mi espíritu. Lo que más me molesta, sin embargo, es tener que cargar con numerosos catálogos que me ofrecen sin yo pedirlos muchos libreros, y que soy incapaz de rechazar por una cortesía que después lamento.
Me permito recomendar en este post a un autor mundialmente conocido en lo que podríamos llamar literatura al servicio de la espiritualidad, y que no suele defraudar a quien le frecuenta.
Se trata de Henri Nouwen, un holandés destinado a ser profesor den Harvard al que la vida llevó por otros derroteros, jugándole al final una mala pasada dejando pasar a la muerte prematura y repentinamente.
Es un autor muy prolífico. He aquí cuatro títulos ordenados "pedagógicamente":
"El Regreso del Hijo Pródigo"; "Esta noche en casa"; Mi Diario desde la Abadía de Genesee"; y Diario del último año de vida de H.N.". Todas ellas publicadas en la Editorial PPC que nos hace un buen servicio al dárnoslo a conocer en español.
Buen provecho.
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