Mi lista de blogs

sábado, 29 de mayo de 2010

Feria del libro: alimentos saludables para tiempos de trivialidad

Ayer se innauguró la Feria del Libro de Madrid. Desde mi infancia -entonces por razones "geográficas": al volver del colegio pasaba necesariamente por Recoletos, donde estaba instalada- dedico algún rato a recorrerla, ycomo no hacía calor, allá me fui al caer la tarde. No había demasiada gente, lo que agradecí, porque cuando se abarrota, lo que en principio es placentero se convierte casi en un suplicio.
No pude sustraerme a un pensamiento que lleva años rondándome con la fuerza casi de un jeroglífico: ¿cómo se explica que los sondeos de opinión certifiquen sin lugar a dudas el carácter no-lector del pueblo español, y que un acontecimiento dedicado precisamente al libro tenga semejante éxito de concurrencia, parangonable casi a cualquier verbena de barrio? A lo mejor no hay solución al enigma. Da igual.
Como es natural, me suelo parar en las casetas que ofrecen libros, digamos, de mi especialidad; y, aunque todos los años entro en El Retiro con la firme promesa de no comprar nada, puesto que ya lo hago durante el año en mis librerías favoritas, jamás cumplo mi propósito, y salgo con una o varias bolsas que gravan mi cuerpo tanto como la culpabilidad por el dispendio mi espíritu. Lo que más me molesta, sin embargo, es tener que cargar con numerosos catálogos que me ofrecen sin yo pedirlos muchos libreros, y que soy incapaz de rechazar por una cortesía que después lamento.
Me permito recomendar en este post a un autor mundialmente conocido en lo que podríamos llamar literatura al servicio de la espiritualidad, y que no suele defraudar a quien le frecuenta.
Se trata de Henri Nouwen, un holandés destinado a ser profesor den Harvard al que la vida llevó por otros derroteros, jugándole al final una mala pasada dejando pasar a la muerte prematura y repentinamente.
Es un autor muy prolífico. He aquí cuatro títulos ordenados "pedagógicamente":
"El Regreso del Hijo Pródigo"; "Esta noche en casa"; Mi Diario desde la Abadía de Genesee"; y Diario del último año de vida de H.N.". Todas ellas publicadas en la Editorial PPC que nos hace un buen servicio al dárnoslo a conocer en español.
Buen provecho.

viernes, 28 de mayo de 2010

Ante la "emergencia educativa", propuestas valientes de J. Ratzinger

La Conferencia Episcopal Italiana tiene la suerte de tener al Papa al lado, no sólo geográficamente, sino también, diríamos, eclesiológicamente, ya que, al ser el obispo de Roma, es con toda propiedad su auténtico presidente, por más que esa presidencia la ejerza de hecho luego un obispo elegido por la asamblea plenaria. Sí, es un verdadero lujo, y se comprueba cada vez que se reúne su plenario, porque el discurso innaugural corre a cargo del papa y, como puede comprenderse, no lo dedica a decir banalidades o lugares comunes, sino a iluminar en profundidad temas sobre los que luego debatirán sus hermanos en el episcopado.
Ayer jueves no fue una excepción. Los obispos italianos tenían como plato principal de su menú, el abordaje del problema de la educación a diez años vista. Ya hace tiempo que a este problema, del que también nosotros sabemos mucho, lo han denominado "emergencia educativa", un acierto de titulación porque ambas palabras resumen de manera insuperable lo que se le viene encima a nuestras sociedades occidentales -a unas (la nuestra, desde luego) más que a otras- si no se toman muy en serio y consideran como una verdadera emergencia inaplazable el problema de la educación.
Pues bien, la alocución de Ratzinger a sus hermanos obispos de Italia es un verdadero tratado sobre la cuestión desde la perspectiva de un pastor de la iglesia que, sin embargo, no puede disimular que tiene alma de filósofo y teólogo a un tiempo. Recomiendo vivamente su lectura a todos cuantos estén preocupados por este asunto (lo ofrece la página www.zenit.org tanto en versión resumida como in extenso).
Me permito transcribir uno de sus primeros párrafos como invitación-aperitivo a quienes apetezcan "alimento sólido" en esta cultura nuestra de potitos descafeinados:

"Una raíz esencial [del problema educativo] consiste – me parece – en un falso concepto de autonomía del hombre: el hombre debería desarrollarse sólo por sí mismo, sin imposiciones por parte de los demás, los cuales podrían asistir a su autodesarrollo, pero no entrar en este proceso. En realidad, es esencial para la persona humana el hecho de que llega a ser ella misma sólo desde el otro, el “yo” se convierte en sí mismo sólo desde el “tu” y desde el “vosotros”, está creado para el diálogo, para la comunión sincrónica y diacrónica. Y sólo el encuentro con el “tu” y con el “nosotros” abre el “yo” a sí mismo. Por ello, la llamada educación antiautoritaria no es educación, sino renuncia a la educación: así no nos es dado lo que nosotros debemos dar a los demás, es decir, este "tu" y "nosotros" en el que el “yo” se abre a sí mismo. Por tanto, un primer punto me parece este: superar esta falsa idea de autonomía del hombre, como un “yo” completo en sí mismo, mientras que la verdad es que llega a ser “yo” también en el encuentro colectivo con el “tu” y con el “nosotros”.

Hay que ser muy sabio, muy libre y muy valiente para, ya en los primeros párrafos, referirse sin tapujos a la raíz del problema: una falsa concepción de la autoridad a la que precipitadamente se denomina autoritarismo, y una no menos falsa concepción de la autonomía del hombre que le desvincula del otro y de los otros, sumiéndole en la peor de las esclavitudes: la de un yo deformado en su misma raíz.


miércoles, 26 de mayo de 2010

Roma y Moscú juntas al servicio de la vieja Europa

Una de las grandes frustraciones del pontificado de Juan Pablo II que le alcanzó a él como pastor supremo de la Iglesia Católica, creándole además un notable sufrimiento personal, fue el no poder llegar a encontrarse con el patriarca de Moscú. Es natural que así fuera porque el papa eslavo consideraba como algo muy propio de su misión histórica, la apertura a ese Este fascinante e imprescindible que es el mundo de la gran Rusia con su propuesta Ortodoxa más que milenaria.
Caprichos de la Historia: todo parece indicar -esa es, al menos, una esperanza claramente reafirmada por ambas partes- que va a ser el papa alemán, el gran teólogo occidental que entiende quizás con mayor profundidad todavía que su predecesor el alcance de la herida de la separación del cristianismo, el que va a poder sellar con un encuentro personal con el actual patriarca Kirill (una personalidad religiosa a no perder de vista), el notable esfuerzo de acercamiento y camino hacia la unidad entre las dos iglesias.
Si no fuera una expresión un tanto tosca, además de no del todo propia, podríamos decir: "a la fuerza ahorcan". Y es que efectivamente, ambos dirigentes religiosos saben sin asomo de duda, que el tiempo apremia; que el virus de la secularización con todas sus variantes y mutaciones, está lanzando un desafío sin precedentes a quienes encarnan en sus iglesias la propuesta ya bi-milenaria del cristianismo. O juntas, superando heridas históricas, logran poner a punto los anticuerpos necesarios para combatir la epidemia, o Europa -y, quizás, todo Occidente- terminen por archivar el cristianismo como un objeto religioso-cultural definitivamente caducado a conservar en museos y hemerotecas.
Hay síntomas de que está en marcha un plan a largo plazo para ofrecer una respuesta sólida a esta secularización rampante. A las dos figuras máximas, cabezas de ambas iglesias, Benedicto XVI y el patriarca Kiril, hay que añadir la de un Metropolita ruso, Hilarión de Volokolamsk que parece estar llamado a jugar un papel muy relevante en la marcha de esta nueva andadura común de ambas iglesias. El cambio, pues, con respecto a la situación de hace diez años es tan real como llamativo.
El otro día, tuvo lugar en Roma un concierto-homenaje a BXVI ofrecido por el patriarcado de Moscú, al término del cual el Metropolita Hilarión (notable compositor del que se estrenó ese mismo día una obra) realizó declaraciones en el sentido de lo que acabo de decir: a la descristianización sólo se le puede hacer frente en común ofreciendo un cristianismo vivo cuyo vigor sólo podrá proceder de una reviviscencia radical de la riqueza inagotable de su Tradición.
¿De suTradición? Sí. Y de cómo deba comprenderse ésta, al margen de reduccionismos y caricaturas, me gustará hablar en otro post.

martes, 25 de mayo de 2010

Cajasur: saber morir a tiempo

Cajasur, célebre los últimos tiempos por dificultades propias de tipo económico, y también por conflictos internos, habitualmente conocidos como lucha por el poder o el control, ha sido intervenida por el Banco de España.
Como no podía ser menos, los comentarios se han agolpado tratando de analizar y valorar el evento desde el punto de vista económico y también desde una óptica social.
Mi comentario quiere ir por otro camino, ya que desde esta ventana se pueden contemplar ámbitos o zonas de la realidad que con frecuencia pasan desapercibidas a los ojos de una ciudadanía obsesionada por otros escenarios.
Cajasur, eso sí se dice y se subraya profusamente, era de la Iglesia. Se dirá: para bien y para mal. Veamos.
Probablemente, en su inicio, como ha ocurrido con tantas iniciativas nacidas en determinadas épocas de nuestra historia dentro de la comunidad eclesial (habría que ser más precisos: dentro de la comunidad "clerical"), esta iniciativa de poner en marcha una entidad financiera de este tipo, respondió a una intuición certera y llena de buena voluntad de algunos eclesiásticos que captaron la necesidad de suplir con su acción y su esfuerzo una carencia detectada en la sociedad civil del momento.
Pero existe una especie de ley socio-biológica que reproduce, en los frutos de los "partos" sociales, lo que ocurre en los estrictamente biológicos: la criatura alumbrada crece y termina por independizarse y campar por sus respetos al margen, y -¡cuántas veces!- en contra de los deseos y sueños de sus progenitores.
¿No es eso exactamente lo que le ha ocurrido a esta iniciativa financiera de titularidad eclesial que ahora anda en coplas, exactamente igual que le ocurrió y ocurre a la Cope, al diario Ya, a muchos colegios o escuelas "concertadas", etc.?
Tengo para mí que estas creaciones eclesiales, fruto de una imaginación altruista que en su día supo descubrir la posibilidad de hacer efectiva en la sociedad la llamada evangélica al servicio, nacen con fecha de caducidad, rebasada la cual, terminan perdiendo, al menos en la percepción general, el profundo sentido cristiano con que nacieron, pasando a convertirse en "chiringuitos de los curas", que, ya se sabe, a la hora de la verdad lo que buscan es la pela, disfrazándolo, eso sí, con bellas y santas palabras.
Pienso que hay que saber morir también institucionalmente: un arte, ciertamente, difícil de aprender.
El servicio cristiano es siempre a fondo perdido; y cuando llega el momento, lo mejor, lo más evangélico, probablemente es dar paso a otras titularidades que prolonguen lo mejor del servicio prestado en nombre de la Iglesia, pero sin comprometer ya a ésta institucionalmente.
Claro que todo esto que digo suele ser valorado por los que "están en el ajo" como una flagrante ingenuidad. Pues bien, lo será; pero entonces que no se quejen de incomprensiones, que no lamenten salpicaduras que erosionan y juzgan sin piedad sus intenciones.

domingo, 23 de mayo de 2010

Sobre la "utilidad" de la religión y su práctica

Todos los domingos llega puntualmente a mi buzón de correo-e la página Tendencias 21 que se publica con el asesoramiento de la Cátedra de Religión, Ciencia y Tecnología de la Universidad Pontificia Comillas. Está francamente bien y me permito recomendarla a los interesados.
Una de sus secciones lleva por título Tendencias de las religiones; en ella recalo siempre con mayor detenimiento, y hoy me encuentro la siguiente entradilla que posteriormente desarrolla con amplitud la redactora:

"La crisis financiera global podría potenciar un aumento de la religiosidad porque ésta alivia el estrés que provoca la pobreza. Sociólogos estadounidenses analizaron la relación entre la pobreza, el bienestar mental y la religión a partir de los datos de una encuesta nacional, constatando que actividades como la asistencia a los centros de culto, la meditación o la fe en la vida después de la muerte, tienen un efecto mitigador sobre el estrés derivado de los problemas financieros. El presente estudio constató, asimismo, que la oración no ayuda a sobrellevar las dificultades económicas".


No es la primera vez que un estudio, en principio serio, pone de relieve la "utilidad" de la religión en general y de sus prácticas devocionales en particular. Ahora bien, siendo honrados cabría preguntar: ¿favorece el que así sea a la causa de la religión? La respuesta no puede ser sino ambigua: depende de lo que busquemos en la religión. Si buscamos consuelo, seguridad, apoyo, etc., parece indudable su carácter beneficioso. Si buscamos satisfacción intelectual, certeza "metafísica" o doctrinal, seguridad de tipo científico o matemático, esos beneficios constatados no implican ni exigen un dictamen positivo en favor de la verdad de la religión.
Con lo que estamos en lo de siempre: útil o no, mitigadora del dolor existencial o no, la religión llega un momento en que tiene que afrontar el problema de su verdad; y éste sólo se resuelve, creo yo, por la vía de la fe: hay que dar el salto. Pero...¿no servirá todo lo dicho a propósito de su "utilidad" como red, sutil pero no del todo invisible, que anima y hace menos áspero ese salto inevitable de la fe?

Sobre la religión del pueblo y sus torpes manipuladores

Todos los años, cuando abro mi ventana por estas fechas, contemplo los mismos espectáculos que suelen dar pie a comentarios casi siempre idénticos. En efecto, en el mes de mayo la Iglesia celebra la fiesta de Pentecostés, y por coincidir casi siempre con el período pascual, las parroquias acogen a los niños que hacen su primera comunión.
Y como todos sabemos, es en Pentecostés, precisamente, cuando año tras año hace su aparición la fiesta de El Rocío que, por su carácter avasalladoramente popular, no suele dejar indiferente a nadie: a los que participan, porque confiesan que en ella vuelven a las fuentes más puras de su vivir, y a los que no participamos, porque se nos agolpan las preguntas que destilan su pizca de inquietud entre sociológica y religiosa.
Porque, efectivamente, ¿qué es lo que se "ventila" en una fiesta como ésta que, como si fuera un torbellino, engulle a los que participan en ella, provocándoles una especie de mareo espiritual que les lleva a contemplar la vida, siquiera sea por unas horas o unos días, desde un ángulo que no es el habitual? ¿Estamos ahí ante una explosión religiosa, quizás de una religiosidad salvaje, pero religiosidad -es decir, apertura a la trascendencia- al fin y al cabo? Yo creo que sí, pero esta afirmación me lleva a cuestionar cuál sea la esencia de la religión, o al menos, cuál sea la esencia de la religión del pueblo cuando se le deja ser él mismo, y no se le tele-dirige desde instancias ilustradas con definiciones previamente elaboradas en el correspondiente gabinete "teológico".
Lo que ya no me parece de recibo es lo que, según me ha contado un amigo, ha hecho la TV pública: presentar El Rocío como si se tratara de una romería más, muy vistosa, muy popular, muy jaranera, pero sin relación alguna con esa dimensión religiosa que, les guste o no, posee realmente.
Y es que este laicismo paleto y sin ilustrar que padecemos, tiene perdido el norte por completo, y ya no sabe lo que debe aplaudir o lo que debe patear; y cuando algo que en principio cree deber repudiar (en nuestro caso, por ser una manifestación religiosa), pero percibe que tiene arraigo en el pueblo, tira por el camino de en medio y simplemente lo desfigura mutilándolo con todo descaro.
¡Pobres ignorantes! Si leyeren un poco sabrían que todo lo que se reprime por la fuerza, termina rebrotando con multiplicado vigor. Así que les daremos las gracias por su valiosa colaboración.

viernes, 21 de mayo de 2010

Diálogo y cooperación interreligiosa: Iniciativas de vanguardia

Acabo de encontrar la noticia que transcribo a continuación, y que me llena de satisfacción. En la misma línea de lo evocado hace un par de post en este blog, vemos que sin hacer ruido, sin buscar parabienes ni primeras páginas, el diálogo y la cooperación interreligiosa se van abriendo paso con solidez.
Esta vez es una iniciativa de los jesuitas, lo que me satisface especialmente por razones que no son del caso, y me confirma en que, digan lo que digan sus detractores, los hijos de san Ignacio, a pesar de las dificultades propias de la época, siguen allí donde el de Loyola quiso que estuvieran siempre: en la vanguardia del quehacer eclesial, en la frontera, asumiendo la enorme dificultad de vivir en esa intemperie en la que la aspereza de las situaciones externas y la desazón de las propias dudas te hacen entender qué es realmente la pobreza evangélica. Les dejo con la noticia:

"Se llama “Casa de la Nueva Luz” (Nobojoyti Niketon) la nueva casa de los Jesuitas inaugurada recientemente al norte de Dacca, capital de Bangladesh, en respuesta al expreso deseo de los obispos católicos locales, y en particular del Arzobispo, para contribuir al crecimiento espiritual y al desarrollo de la población local. Según la información enviada a la Agencia Fides, durante la ceremonia de inauguración participaron cerca de 400 católicos. La Santa Misa fue presidida por el Arzobispo de Dacca, S.E.R Mons. Paulinus Costa, y concelebrada por 10 sacerdotes. El Arzobispo afirmó al respecto: 'El nuevo centro predicará en el país la espiritualidad y los ideales de San Ignacio de Loyola. También organizará conferencias y retiros para sacerdotes y religiosos locales y provenientes del exterior. Será de gran ayuda a la Iglesia y su crecimiento espiritual'. La casa, un edificio de seis pisos, será un centro de consulta especializado, abierto gratuitamente a los creyentes de todo credo, y funcionará también como centro de formación para los candidatos a la vida religiosa. 'Esperamos contribuir al aumento de las vocaciones entre los jóvenes católicos locales', dijo el Padre George Patteri, Superior de los jesuitas de la Provincia de Calcuta".

Me resulta muy gratificante abrir esta ventana indiscreta y poder contemplar a su través iniciativas como ésta que gustoso comparto hoy con mis lectores.

jueves, 20 de mayo de 2010

Los dineros de la Iglesia: de la "sopa boba" a la responsabilidad

Todos los años por estas fechas nuestras conversaciones recalan, antes o después, en el tema de la declaración de la renta. También en los medios aparece el tema con frecuencia en forma de ayudas o guías para mejor declarar, noticias, trucos, denuncias, etc. No suele faltar el comentario que se ocupa de la recaudación que, precisamente a través del IRPF, llega a las arcas de la Iglesia Católica.
Los comentarios sobre este particular suelen oscilar entre la desinformación, en principio inocente, y la hostilidad descarada que no pocas veces acude sin más a la mentira para reforzar su siembra.
El asunto, sin embargo, es bastante sencillo. El Estado español firmó al comienzo de la etapa constitucional en la que vivimos unos acuerdos con la IC en virtud de los cuales ésta se comprometía a caminar con diligencia hacia la plena auto-financiación. En cualquier caso, la forma de obtener recursos del Estado dejaba de tener carácter directo para sustanciarse mediante una asignación (en la primera etapa, el 0,5 % del total que tuviera que pagar) que libremente podría hacer llegar el ciudadano a las arcas de la IC.
Se trataba de un paso de gigante con respecto al sistema anterior que algunos exageradamente calificaban de "sopa boba". Ahora, el ciudadano hace en realidad un acto de soberanía sobre el total impositivo que le corresponde pagar, diciéndole al Estado: sírvase darle (en el caso que nos ocupa a la IC), el X % (el tanto por ciento concreto ha sido modificado hace un par de años) porque así lo dispongo yo libremente.
De modo que no se trata de un "impuesto religioso" (una cantidad adicional que la hacienda pública hace llegar a quien sea), sino una asignación tributaria que el ciudadano hace libre y soberanamente disponiendo de parte de lo que le toca pagar.
El sistema no es perfecto; ni siquiera, tal vez, el ideal. Pero nadie puede decir que el Estado financia a la IC sin más. Sé que todavía queda un cierto camino por recorrer para que la auto-financiación sea total. En ello está la IC, y a ello llegará, eso sí rodeada de infundios que hacen que se cumpla a la perfección el célebre refrán siempre tan eficaz: calumnia, que algo queda.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Cristianos y budistas unidos en el respeto a la tierra y a la vida

Con motivo de la fiesta budista del Vesakh, la Santa Sede, a través del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, ha hecho público un mensaje de felicitación y cercanía, subrayando desde su encabezamiento, la idea de que tanto cristianos como budistas honran la vida humana como base del respeto por todos los seres humanos.
Se trata de un mensaje breve (a penas dos folios), cálido y sustancioso del que me han llamado especialmente la atención los párrafos que transcribo:

"Cristianos y budistas nutren un profundo respeto por la vida humana. Y por ello es crucial para nosotros animar los esfuerzos dirigidos a crear un sentido de responsabilidad ecológica, y reafirmar al mismo tiempo nuestras convicciones compartidas sobre la inviolabilidad de la vida humana en cada estadio y condición, la dignidad de la persona, y la misión única de la familia, en la que se aprende a amar al prójimo y a respetar la naturaleza. ¡Promovamos juntos una correcta relación entre los seres humanos y el medio ambiente! Aumentando nuestros esfuerzos [...] podemos dar testimonio de un estilo de vida respetuoso, que encuentra sentido no en tener más, sino en ser más. Que compartiendo las perspectivas y los compromisos de nuestras respectivas tradiciones religiosas, podamos contribuir al bienestar de nuestro mundo".

Cuando algunos se empeñan en dar por finiquitado el diálogo interreligioso, acusando injustamente de promocionar un burdo sincretismo a los que con un esfuerzo ímprobo vienen tratando desde hace décadas de abrirle camino, reconforta ver y leer un sencillo documento como éste, firmado por un cardenal de la Curia romana (por tanto, respaldado por la autoridad del mismo Papa) en el que se puede apreciar cómo las diversas tradiciones religiosas, por muy distantes que puedan estar cultural y doctrinalmente, pueden unirse profundamente a la hora de prestar un servicio al ser humano y a la naturaleza en toda su extensión. Diríamos que se trata de un reconocimiento explícito de una genuina dimensión ecológica de toda religión.

Entristece, sin embargo, comprobar que este tipo de iniciativas no suscitan eco alguno en nuestros medios de comunicación, demasiado ocupados, al parecer, en investigar las miserias, tan reales como minoritarias, de los seguidores de cualquier religión.

martes, 18 de mayo de 2010

Positivos "efectos colaterales" de una desagradable crisis

Desde que la descubrí (como casi siempre pasa en internet, por casualidad, es decir, navegando), no dejo de visitarla con frecuencia: me refiero a la página -webblog creo que se llama- que tiene Diego Contreras bajo el título "La Iglesia en la prensa". Ejemplo de buen hacer profesional, aunando siempre equilibrio y claridad de juicio, lo único que le reprocho es que no prodigue más las excelentes entradas en las que presenta la actualidad de la vida eclesial de una forma siempre sugerente y respetuosa.
Traigo a colación esta referencia porque acabo de leer su último post, que voy a reproducir ahora mismo, en el que pone de relieve algo que está pasando desapercibido a muchos comentaristas de la realidad eclesial, pero que es tan interesante y real como significativo: la importante crisis que ha generado en la vida de la Iglesia el lamentable asunto de los abusos sexuales, no sólo ha provocado confusión y malestar; también ha tenido, en frase feliz de D. Contreras, inesperados y saludables "efectos colaterales" claramente positivos por lo menos a largo plazo. Esto dice Diego Contreras:

"Uno de los efectos más inesperados de la “crisis de los abusos” es que está permitiendo tratar abiertamente de temas “tabúes” que, en circunstancias normales, hubiera resultado difícil presentar en la plaza pública. Por ejemplo, que se hable en la prensa de la importancia de la castidad puede parecer imposible; sin embargo, la crisis ha permitido hablar también de esto (aunque, en algunos casos, con cierta incomodidad). La razón es que parece obvio que en el fondo de todos los delitos y escándalos que ocupan en estos meses la atención de los medios, hay por lo menos una falta de castidad (entre otras cosas). Siguiendo el silogismo, se podría concluir que la castidad es incluso positiva...

Ahora se habla de pecado. El Papa ha dicho esta mañana que “el verdadero enemigo que hay que temer y combatir es el pecado, el mal espiritual, que a veces, por desgracia, contagia también a los miembros de la Iglesia”. Y todo el mundo le ha entendido. En línea con lo que dijo en su viaje a Portugal, Benedicto XVI esta subrayando que el peligro para la Iglesia no está fuera, sino dentro. No es la persecución o los titulares de prensa: el peor enemigo es precisamente el pecado.

Es un mensaje fuerte, que va al centro de la cuestión y que es el fundamento de la “operación limpieza”, de la que se hablaba aquí hace meses, que no es una cuestión cosmética o una estrategia para salir del paso. Pienso que el Papa se está ganando a pulso, y en primera persona, la credibilidad. Bastaba estar esta mañana en la plaza de San Pedro para darse cuenta de que la gente ha entendido lo que está haciendo". Hasta aquí el blogger cuya página he recomendado.

Suscribo naturalmente lo que dice, pero me permito hacer algunos añadidos. Efectivamente, hablar de castidad es positivo, pero me temo que la referencia a esta virtud sea efímera y no logre rebasar el nivel francamente bajo, por no decir ínfimo, en que la sitúan habitualmente los comentaristas (tanto los de "fuera" como los de "dentro"), al presentarla como algo negativo y restrictivo, cuando su dinamismo interno va justamente en sentido contrario. En efecto, creo que la castidad no es otra cosa que el "mecanismo" liberador que permite a la persona afrontar positivamente y con paz la capacidad que tiene la sexualidad de tiranizar -por exceso, y también por defecto- a los individuos demasiado ingenuos. No se si Contreras suscribiría lo que estoy insinuando.

Otro "efecto colateral" positivo está siendo, a mi juicio, el enésimo resurgir del cuestionamiento de la ley del celibato propia en exclusiva de la iglesia católica latina. Guste o no a los inmovilistas, y sin poner en relación causa-efecto los abusos con esa ley de la iglesia latina, el debate sobre la misma es inaplazable, y cuanto más se pretenda eludir, con más virulencia resurgirá. Tampoco se si esta apreciación la suscribiría Diego Contreras.o no a los inmovilistas GGuste o no a los inmovilistas

domingo, 16 de mayo de 2010

El Papa en Portugal. Tercera clave: una iglesia no de funcionarios, sino de testigos

Las dos primeras claves que he tratado de exponer sintéticamente en los dos post anteriores, contemplaban cuestiones de fondo, o tal vez sería mejor decir de "altura". Esta tercera, planea a ras de tierra, y nos permite ver cómo entiende el papa teólogo la realidad de la iglesia, y cuál es a su juicio su auténtico problema radical.
Uno de los primeros libros que publicó Hans Küng, creo que a finales de los 60, tenía el atractivo título de "Estructuras de la Iglesia". En él, el teólogo suizo, que ya apuntaba maneras de niño terrible, pero que todavía no había colmado el vaso de la paciencia jerárquica, hacía un análisis de la iglesia desde el punto de vista de sus estructuras, y proponía como consecuencia del mismo, las pautas para una reforma que todos saludábamos como imprescindible. Hasta ahí, no hay más objeciones que las propias de una discusión académica legítima y necesaria.
Pero, al margen ya del teólogo de Tubinga, o de otros que por entonces (plena época conciliar) se ocupaban de la misma cuestión, interesa destacar que fue quedando en el ambiente una mentalidad según la cual el principal problema de la iglesia era el de sus estructuras, reformadas las cuales, lograríamos tener una iglesia aceptable para el mundo moderno en general y para las iglesias de la Reforma en particular.
Confieso que es muy tentador interiorizar ese simplismo y llegar a convencerse de que los problemas de la iglesia católica con la sociedad y con los hijos de la Reforma dependen en última instancia de una in-, o des- adaptación de aquélla, básicamente estructural: reformemos el primado del papa, reformemos la forma de elección de los obispos, reformemos la ley del celibato, reformemos la prohibición del sacerdocio femenino, reformemos las cauciones y prohibiciones típicamente católicas...y veremos florecer un catolicismo convincente y atractivo, ejemplar, además, en su capacidad de reforma y adaptación.
Digo que este enfoque resulta tentador, pero es definitivamente adolescente y, sobre todo, falso.
Y esto es lo que piensa y dice BXVI. Esto ha reiterado una vez más en su viaje a Portugal al afirmar sin ambages que el problema de la Iglesia no es un problema de estructuras, ni de programas, ni de reparto de responsabilidades. No podemos construir, ha dicho, una iglesia "funcionarial" con los perfiles de los quehaceres bien diseñados y perfectamente adaptados a los tiempos. No; la Iglesia no quiere funcionarios sino TESTIGOS.
Proclama de enorme alcance con capacidad auténticamente revolucionaria, porque tengo para mí que, mientras al funcionario se le ve venir, y siempre se sabe dónde está, el testigo es imprevisible porque está entrenado para fiarse sólo del Espíritu que, mire usted por dónde, sopla dónde quiere.

sábado, 15 de mayo de 2010

El Papa en Portugal. Segunda clave: el cristianismo interlocutor válido también hoy

Si la primera clave o línea de fuerza del discurso papal en su visita a Portugal era la centralidad de Dios, o, dicho de otra manera, la convicción de que la relación del hombre con Dios es algo constitutivo del ser humano, la segunda, de la que me voy a ocupar en este post, es la urgencia de recordar a los creyentes cristianos y a cuantos quieran escucharlo, que pertenecemos y estamos inmersos en una tradición bimilenaria que se remite a Cristo como su fuente.
Ahora bien, nada sería más contrario a una verdadera comprensión de esta tradición que considerar a ese Cristo-fuente como una realidad del pasado. No. La convicción más genuina de la fe cristiana es que esa fuente originaria está viva, presente y activa en nuestra historia de hoy.
En lenguaje coloquial, esta convicción lleva consigo una rotunda negativa a aceptar que el cristianismo sea una antigualla, una pieza de museo, amortizado definitivamente en su capacidad de hablar al mundo moderno y postmoderno.
En efecto, en lo que podríamos llamar el "mercado común de las ideas", el papa Ratzinger está convencido, lo dice y lo argumenta, de que el cristianismo puede ocupar un puesto en pie de igualdad con todas aquellas instancias de pensamiento y praxis que se ofrecen como portadoras de sentido.
La consecuencia sociológica es obvia: todo intento de exclusión del cristianismo del ágora donde se discute lo que es esencial para el hombre, relegándolo a una esfera privada con las conexiones sociales previa y sabiamente inutilizadas, es un atropello que contradice en su raíz la proclama fundamental de la modernidad en su exigencia de igualdad y su condena de todo prejuicio.

viernes, 14 de mayo de 2010

El Papa en Portugal. Primera clave: Dios en el centro

Después de las consideraciones previas del post anterior, quiero ir abordando las que entiendo son las principales lineas de fuerza, o claves, que se desprenden de un seguimiento cuidadoso, y no anecdótico, del "discurso" global desarrollado por el Papa en sus diversas homilías, discursos y alocuciones.
A mi juicio, la primera clave coincide plenamente -no podía ser de otra manera- con lo que es el leit-motiv de fondo de todo su pontificado: la centralidad de Dios. A nadie debe de extrañar que un papa teólogo tenga como centro de su reflexión y, si se quiere, de su "oferta" como lider religioso, la realidad de Dios.
Dios como provocación para el hombre que, desde el triunfo de las ideas ilustradas, ha ido desarrollando una comprensión de sí mismo como realidad absolutamente no-dependiente, salvajemente autónoma, requisito indispensable para salvaguardar su libertad.
El teólogo Ratzinger, sin despreciar en ningún momento los grandes logros de la modernidad ilustrada, opone a esa imagen de un Dios rival del hombre y de su libertad, la provocación de una realidad-fuente -Dios- que, comprendida en la profundidad de la mejor tradición judeo-cristiana, libera al hombre de cualquier delirio de grandeza permitiéndole ejercer una libertad fecunda en su radical apertura a los demás.
He escrito en alguna ocasión que, a mi juicio, esto es lo que molesta de BXVI: su descaro a la hora de recordar al hombre contemporáneo que el olvido y la marginación de lo esencial -Dios- le descentra, por más que a ese descentramiento se empeñe en llamarlo autonomía y libertad.

El Papa en Portugal. Consideraciones previas

El viaje del Papa a Portugal ha tenido un eco mediático discreto. Desde hace ya tiempo, los desplazamientos del obispo de Roma por los distintos países en los que viven iglesias particulares, cada una de ellas con sus luces y sus sombras, han suscitado normalmente un interés decreciente conforme se iban convirtiendo en un fenómeno más habitual.
El seguimiento de los mismos, como tal vez sea inevitable, se ha decantado casi siempre más por los aspectos anecdóticos o folklóricos, sobre todo cuando la visita tenía como objeto algún país especialmente exótico.
En esta ocasión, el viaje de BXVI a Portugal tenía (para los medios) casi exclusivamente dos alicientes: la tormenta aún activa provocada por el asunto de los abusos sexuales de algunos clérigos, y la posibilidad de nuevos datos (revelaciones suelen decir los entusiastas) procedentes del secreto (creo que tercero) de Fátima.
Es una lástima, porque este viaje ofrece una serie de claves muy importantes para conocer lo que piensa de la iglesia y del mundo actual el Papa Ratzinger, y cuál es su oferta o, mejor, su respuesta "curativa" al diagnóstico previamente sustanciado, por encima y más allá del sensacionalismo o la morbosidad que los otros item provocan.
Voy a dedicar algún post a sintetizar esas lineas de fuerza, pero antes quiero insistir en una reflexión sobre los medios que prolonga lo que ya he insinuado en algún comentario previo.
Por lo que sea, el periodismo actual, es decir, los medios, sufren, a mi juicio, un desenfoque y un desequilibrio notables especialmente en relación con la información religiosa. La ausencia de buena información religiosa, y la escasísima presencia de estudios o comentarios sobre estos temas de suficiente calado, no los convierte en más "laicos" (como tal vez piensen ellos en su ingenuidad), sino en más incultos e ignorantes. Por ejemplo, el despiste que suelen exhibir en relación con el Islam es de antología.
Por su parte, la iglesia en su nivel dirigente no termina de arrancar en este campo. Conoce el problema, lo ha estudiado mil veces, conoce propuestas y sugerencias que ayudarían a desbloquear el lamentable statu quo; pues no hay manera. Al ejemplo de la COPE, habría que añadir ahora el "último grito" (me temo que mejor, berrido) a manos de la nueva Popular-TV que ahora ha introducido el nombre de María entre medias, y que mucho me temo va a suponer un fiasco mucho mayor de lo que podían esperar los que precipitadamente y con no muchos conocimientos de lo que se traían entre manos, dieron luz verde al proyecto.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Una Iglesia en constante aprendizaje

A mi juicio, una de las frases más luminosas que encontramos en la tradición sobre Jesús, recogida esta vez en el cuarto evangelio, el que se atribuye a san Juan, es la que pronuncia Jesús diciendo que desea que sus discípulos (podemos decir: la Iglesia) estén en el mundo sin ser del mundo.
Traigo esto a colación porque leo que el Papa acaba de pronunciar un discurso (o sermón, para el caso es lo mismo) en Portugal en el que dice que la Iglesia tiene que aprender a estar en el mundo.
Parece ser que a muchos les ha impactado la afirmación del Papa, y ven en ella el comienzo de una "conversión" del obispo de Roma, que por fin, y forzado por las circunstancias, habría hecho autocrítica, y habría optado por exigir una actitud más humilde a la Iglesia, se supone que en contraste con antiguas arrogancias.
Cualquiera que conozca mínimamente el evangelio, sin embargo, caerá en la cuenta de que la afirmación de Ratzinger en Portugal sobre el necesario aprendizaje "mundano" de la iglesia, no es sino la enésima concreción por parte de un pastor de la iglesia (en este caso, el más cualificado) de esa enseñanza de Jesús.
Efectivamente, estar en el mundo sin ser del mundo, requiere un aprendizaje constante, árduo, y lleno de exigencias muy concretas que no siempre somos capaces de satisfacer los seres humanos. Veinte siglos de historia, demuestran que cuando la Iglesia no ha realizado con éxito ese aprendizaje, ha entrado en crisis de variable profundidad.
Ahora bien, en último término, estamos sencillamente ante una de las paradojas más fundamentales de una religión -la cristiana- atravesada desde su raíz por numerosas paradojas, y permanentemente amenazada por la tentación de querer disolverlas para evitar la angustia que con mucha frecuencia produce el mantenerlas tal cual.

martes, 11 de mayo de 2010

Cuando no hay más remedio que marcharse

En Religión en Libertad, una página que frecuento poco pero a la que no quiero de ninguna manera restar mérito, ha aparecido un espléndido artículo de Juan Manuel de Prada. En él el gran escritor, que es ahora más conocido por sus numerosas apariciones en tertulias y debates en varias cadenas de TV, amén de una participación en COPE (la de ahora), anuncia su decisión de retirarse de casi todas esas colaboraciones.
La grandeza de su artículo, titulado "El Pretorio", está en la justificación de fondo de su decisión:
"Pero para nadar contra corriente hace falta un río que brote de un manantial de aguas puras; y los medios de comunicación se están convirtiendo desgraciadamente en un lodazal de aguas estancadas donde ya sólo es posible chapotear en medio del tumulto, de tal modo que cualquier razonamiento se torna ininteligible, extemporáneo, incongruente con la confusión reinante; y es posible que hasta contribuya a hacer el caldo gordo a la confusión reinante, espesando aún más el barro del lodazal. Conque al nadador contra corriente sólo le resta salirse del lodazal y buscar un río donde siquiera pueda bracear en busca de manantiales originarios".
Es evidente que muchos lamentarán la decisión arguyendo que, puesto que el lodazal existe, un buen nadador contra corriente (y él lo es) tendría la obligación moral de no retirarse por el inmenso bien que hace a los que no tienen más remedio que contemplar la competición desde las gradas, y a los que su ausencia de la carrera dejará huérfanos de un referente liberador.
Este argumento no es baladí, desde luego, pero el razonamiento-provocación de De Prada tampoco lo es, y creo yo que tal vez, a largo plazo, una retirada como la que anuncia pueda convertirse en un revulsivo que propicie el comienzo de una nueva andadura de algunos medios de comunicación, concretamente los de inspiración u obediencia netamente eclesial.
Porque creo yo que De Prada no "dimite" para irse al confortable butacón de su cuarto de estar a "verlas venir" diciendo algo así como "ya lo decía yo", sino que barrunto que su "espantada" quiere ir acompañada de un reto a esos medios de comunicación que, con la que está cayendo, siguen queriendo ser ingenuamente "generalistas", sin darse cuenta de que hay momentos en los que tratar de agradar a todos y dar altavoz a tirios y troyanos desde una neutralidad imposible, sólo conduce a espesar el lodazal y a convertir una opción, en principio impecable por su apertura, en el célebre camino a ninguna parte, al menos, a ninguna parte de un mínimo valor.
Seguiré echando leña al fuego de este inevitable debate.

lunes, 10 de mayo de 2010

Más (y bueno) sobre el velo

Leo en El País de hoy un suelto firmado por Josep Cerdà i Massó que me ha resultado francamente interesante por el valor de la opinión que transmite, y porque, además, sugiere una solución inteligente y constructiva para el problema del velo que tanto está dando que hablar (y con razón).
Cerdà refiere una conversación suya con un amigo francés, mususlmán, y sin embargo, ateo, en la que éste le dice a propósito de la polémica sobre el velo:
"Al comentar el tema del velo islámico, mi amigo, que sabe de lo que habla, me dijo: 'No te llames a engaño: detrás de una niña o una adolescente con velo, siempre hay alguien'. Y continuó: 'Ponerse el velo no es análogo a ponerse una gorra o un piercing. Un velo es un signo externo de adhesión a un proyecto de vida al que la niña o adolescente no podrá renunciar nunca más, so pena de desgarro moral y expulsión de su comunidad'".
Hasta aquí, la opinión de nuestro ateo, y sin embargo, musulmán. En principio, creo que hay que recibirla como una opinión solvente, al proceder, como con razón subraya Cerdà, de alguien que sabe muy bien de qué habla.
Pero como acabo de decir, más interesante todavía me resulta su propuesta de solución que, en síntesis, supone lo siguiente: prohibición del velo hasta la mayoría de edad (18 años). A partir de esa edad, plena libertad.
¿Porqué? Por la sencilla razón de que, antes de la mayoría de edad, es perfectamente posible (por no decir seguro) que la utilización del velo sea algo inducido autoritaria y eficazmente por los padres, que, de esta forma, lograrían que la niña y adolescente interiorizara un comportamiento lleno de connotaciones ideológicas indeseables (sumisión de la mujer, inferioridad, etc.), mientras que, a partir de la mayoría de edad, se trataría de un comportamiento en principio procedente ya de una libertad adulta, que, con la connotación que fuere, la sociedad tiene que asumir y respetar dentro de su aceptación democrática de las diversas opciones ideológicas siempre que no degeneren en comportamientos concretos anticonstitucionales.
Pues me parece muy lúcida la posición y la propuesta de este francés musulman, y sin embargo, ateo.

sábado, 8 de mayo de 2010

Mi antigua profesora de inglés

Hace un par de días he comido con mi antigua profesora de inglés (podría decir a gusto "mi vieja profesora", pero prefiero no suscitar evocaciones no especialmente gratas, al menos para mí). Hacía bastante tiempo que no la veía. Sigue igual, pero, como nos pasa a todos y a ella se le empieza a notar más, la encontré algo más deteriorada sobre todo por su problema de cadera. Mental y espiritualmente, como siempre, es decir, muy bien; igual de abierta a la realidad, igual de crítica sin acritud, igual de deliciosa en su humor suave y siempre sugerente.
Comentamos las elecciones de Inglaterra que estaban teniendo lugar precisamente ese día; ni una palabra crispada; análisis lúcidos pero emocionalmente algo distantes. Sano relativismo. Sigue perfectamente informada del acontecer español que creo contempla entre divertida y preocupada. Se ve que su educación británica (de Oxford si no me equivoco) no le permite decir: "no tenéis remedio".
Lo que nunca entenderé es porqué llevando más de cuarenta años viviendo en Madrid, habla un español tan zarrapastroso. Pienso que tal vez sea una deliberada voluntad de no perder contacto con sus raíces. Me resulta llamativo las escasa veces que ha viajado a su país en estos años de vida madrileña.
Siempre me ha parecido un modelo de lo que se puede entender por "pobre" en sentido evangélico: alguien para quien el sustento y las posesiones resultan suficientemente importantes como para no descuidarse y trabajar por ello, y tan relativas como para no tolerar que le generen una angustia perniciosa.
Leía siempre The Guardian (no sé si seguirá fiel a él), de lo que deduzco sus preferencias, aunque vaya usted a saber...Como escritora no me es posible valorarla, pero tengo claro que no lo es de best-sellers.
Algo extravagante, estoy convencido de que los numerosos gatos de que siempre se ha rodeado (ahora, me confesó, sólo tiene uno) son fruto, sobre todo, de su espíritu profundamente compasivo: tampoco le gusta que ellos sufran abandono y descuido.
Le pregunté en broma: ¿qué? ¿Cuándo abdica vuestra reina? Su respuesta fue inmediata: no, en GB los reyes no abdican (sólo una excepción: Eduardo VIII); y me miró sonriendo y me dijo: tu lo entenderás bien: They think they are anointed: es decir, se consideran ungidos. Me gusta este "pequeño" detalle: un rey (o reina) que, en medio de una monarquía parlamentaria y democrática, retiene como seña de identidad profunda haber sido ungido. Guiño a la trascendencia, pienso, del que sólo pueden seguirse bienes, y sirviendo, al menos, para exorcizar el peor defecto que como vemos amenaza a las monarquías, coronadas o no: la frivolidad.
Nunca le he preguntado si es creyente. Estoy seguro de que lo es. Y el jueves, entre plato y plato, me comentó: es evidente que, mientras mi cuerpo se va deteriorando y mostrando su caducidad, "lo otro" está mejor que el primer día (expresión mía); no parece tener fecha de caducidad. Buena observación.
Después de tantos años, le estoy muy agradecido, y este post, que probablemente no leerá, es mi homenaje que se merece sin ninguna duda.

viernes, 7 de mayo de 2010

Profundo y original: más sobre el velo

No quiero que pase el día sin recomendar vivamente la lectura del artículo que publica hoy en El Manifiesto Antonio Martínez sobre el asunto del velo islámico (o islamista: en este matiz, tal vez, se encierre en gran medida el fondo del conflicto de las interpretaciones).
Lo que dice Antonio Martínez es, a mi juicio, serio, profundo, y además original. Todo lo que le he leído a este autor -profesor, me parece, de instituto- en este periódico que frecuento con verdadero placer, me ha parecido siempre de calidad: invita a pensar más allá de los convencionalismos, tiene con frecuencia su punta provocadora, y para colmo de bienes no oculta su condición de creyente sin hacer jamás alarde de ello, ni insinuar adoctrinamiento de ninguna especie, lo cual en los tiempos que corren, es de agradecer y también de alabar.
Lo que más me ha llamado la atención es que desde l principio reconoce sin complejos que coincide parcialmente tanto con los partidarios de la tolerancia del velo, como con los detractores radicales de su uso público, en lo que veo no una forma de eclecticismo "pastelero", sino un reconocimiento de que en las cuestiones complejas es muy difícil que la verdad la posean en exclusiva los que mantienen uno u otro enfoque de los varios posibles.
Había pensado transcribir párrafos de su escrito, pero creo que es mejor no cargar este post y quedarme, a modo de aperitivo, en la recomendación del autor y de la página. Dime a quién recomiendas y te diré por dónde vas tu. Pues eso.

http://www.elmanifiesto.com
Artículo de Antonio Martínez sobre el velo islámico
7 de Mayo de 2010

La fuerza del lenguaje y la cara dura de algunos

Puede parecer un farol de listillo, pero nunca me gustó un pelo el tal Marcel Maciel cuya vida y delincuencias varias han salido a la luz por fin sin que quepa ya hablar de complots o persecuciones contra él y su obra (Legionarios o Legión de Cristo).
Para empezar, denominar a una fundación nacida a mediados del siglo XX legión, y calificar a sus miembros de legionarios, me parece de dudoso gusto; ese lenguaje miliciano y cuartelero después de dos guerras mundiales, pensaba yo, ponía de manifiesto una orientación de fondo manifiestamente mejorable.
Claro que la denominación de origen al lado de los "frutos" ofrecidos por el belicoso fundador, es un asunto muy menor; pero no deja de ser significativo. Un bonito signo de renovación (en este caso y en el de no pocas órdenes o familias religiosas) podría ser modificar el lenguaje allí donde éste aparezca con connotaciones problemáticas. Estoy convencido de que alguien que pertenece a un colectivo denominado, por ejemplo, como el que nos ocupa, puede fácilmente interiorizar la correspondiente identidad y andar por la vida en permanente pie de guerra o, al menos, de combate.
Creo que existe (o existió) una orden religiosa denominada los "mínimos". Me parece mucho más adecuada: por cercana al evangelio, y porque cabría aplicarle lo dicho sobre la fuerza de configuración personal del lenguaje.
Parece que el Papa está a punto de tomar decisiones que saneen ese árbol de raíz podrida que nos legó a toda la iglesia como regalo envenenado -y nunca mejor dicho- el pervertido Maciel. Bienvenidas sean las medidas que adopte siguiendo los informes de los investigadores que él mismo nombró.
Lo que tampoco me gusta nada, pero nada, es ver los movimientos que han empezado a realizar con todo descaro los dirigentes de la institución maceliana, putrefacta en su origen y con metástasis inevitables: pretenden quedar exculpados de toda posible contaminación, y con cierta insolencia (así me lo parece) insinúan, sin pruebas fehacientes, un cierto derecho al autoblindaje. Aroma a podrido percibo ahí también. Y lo siento si me equivoco (que creo que no).

miércoles, 5 de mayo de 2010

Una encuesta muy significativa

Acabo de leer en NCR (National Catholic Reporter), una prestigiosa publicación norteamericana cuyo único defecto, a mi juicio, es dar la impresión de querer mantener por encima de todo el pedigree progre que le caracteriza, que se ha hecho público el resultado de un sondeo (John Zolby Poll) sobre la valoración que hacen los católicos norteamericanos de la gestión del Papa y de los obispos Usa del lamentable affaire de los abusos sexuales.
He aquí los para mí (bastante) sorprendentes resultados:
El trabajo que están haciendo el Papa y los obispos es valorado así: aprueba al Papa el 56%; le suspende el 32%. Aprueba a los obispos el 45%; les suspende el 44%.
A la pregunta de cómo valoran los esfuerzos realizados ante los casos de abusos sexuales, este es el resultado de la valoración: Excelente: Papa 15%, obispos 8%; bien: 23-12; positivo: 38-20; pasable: 26-29; pobre: 30-43; negativo: 56-72.
Finalmente, hay una pregunta que se interesa directamente sobre lo que piensan los católicos sobre la conveniencia o no de la dimisión del Papa. Resultados: cree que debe dimitir el 16%; cree que debe continuar el 64%.
Algún comentario: aunque confieso que en principio me "chirría" un tanto ver una encuesta de este tipo con el Papa puesto en cuestión, creo que es positivo que se haga. ¿No fue ya el mismísimo Pio XII el que encareció que se creara sin miedos una opinión pública en la iglesia? ¿y podría existir ésta poniendo al margen u ocultando lo que opinan los católicos de base sobre (todos) sus pastores?
En este caso concreto, el Papa sale mejor parado de lo que uno podría pensar. Ergo: el común de los católicos es probablemente más equilibrado y "conservador" de lo que creen sobre todo muchos gurús de la progresía eclesial que, sin ir más lejos, aquí, entre nosotros, han puesto a caldo al papa con descalificaciones inmisericordes, y pidiendo claramente su dimisión (J.Mª Castillo).
Finalmente: si yo fuera obispo en USA estaría muy triste y, sobre todo, muy preocupado; y pediría a mis hermanos con carácter urgente una asamblea extraordinaria para realizar un examen de conciencia sin contemplaciones.

martes, 4 de mayo de 2010

Intrigas eclesiásticas: lamentables pero divertidas

Se que está muy mal que me gusten y me diviertan. Se que todavía está peor que existan en la realidad, pero no tengo más remedio que reconocer que me gustan y me divierten considerablemente las intrigas curiales: especialmente, las de la Curia por excelencia que es la romana. Cuando aparecen noveladas en obras de ficción más o menos exitosas, me entretienen, pero reconozco que no llegan a entusiasmarme como lo hacen las crónicas, en vivo y en directo, de los aconteceres con personajes de carne y hueso, a algunos de los cuales tengo, incluso, el gusto de conocer.
Viene esto a cuento de que hoy, leyendo el blog "La Cigüeña de la torre", hospedado desde hace meses en Intereconomía, al que acudo en busca de información (no pocas veces buena), cotilleos eclesiásticos (casi siempre divertidos), e ideas de fondo sobre iglesia y cristianismo (para conocer la posición del adversario, y aprender "del enemigo el consejo"), me he encontrado con un enlace a la página "Germinans germinabit", buque insignia de la (no siempre) leal oposición a la dirigencia de la iglesia catalana en general y barcelonesa en particular: http://www.germinansgerminabit.org
Allí se nos revelan pactos inesperados entre el cardenal Cañizares y el cardenal Sistach otrora adversarios por el confesado y confesante anti-nacionalismo del primero. Se nos habla también del giro copernicano de Cañizares en el asunto Jiménez Losantos, de su triunfo al lograr la salida de éste de la COPE, y del enfriamiento de relaciones Rouco-Cañizares posterior.
Algunos dicen: ¡qué triste!; otros: ¡humano, demasiado humano! Me suele gustar responder: ¿y qué esperábais? La iglesia no es redentora, sino permanentemente necesitada de redención. Por eso, cada una de sus asambleas comienza diciendo: reconozcamos nuestros pecados. Los de esos cotilleos que tanto me divierten también; quizás, los primeros.

lunes, 3 de mayo de 2010

Significados rescatados

Leo en la revista francesa de espiritualidad CHRISTUS que editan los jesuitas del país vecino esta entradilla de su redactor jefe:

"Nada tan social como la noción de solidaridad. Y aparentemente, nada tan alejado de lo que normalmente se entiende por espiritual: la oración, la fe, la relación con Dios.
Y, sin embargo, la solidaridad es profundamente espiritual. Es uno de los rostros del consuelo (consolación) espiritual, tal como nos invita a experimentarlo San Ignacio al contemplar en el tiempo pascual las apariciones del Resucitado a sus discípulos (Ejercicios espirituales, 224). Efectivamente, es en el corazón mismo de su soledad y abandono lleno de amor donde podríamos decir que María es una vez más enviada hacia un nuevo y solidario porvenir de todos los que esperan, al reconocer la voz de Jesús cuando pronuncia su nombre junto al sepulcro (Juan 20, 16). Del mismo modo, es en el corazón mismo de su desnudez y de su miedo a afrontar la muerte, donde Pedro es captado de nuevo por la llamada de Cristo que le confía el porvenir de la Iglesia (Juan 21, 15-19)".

Uno agradece que esta palabra -solidaridad- tan torpemente manoseada por el pensamiento dominante, especialista en predicar y no dar trigo, pueda ser rescatada al proyectar sobre ella la luz de la resurrección. Hermosa y eficaz forma de correlacionar el lenguaje de cada día con la sustancia del pensamiento cristiano: aprended predicadores.

domingo, 2 de mayo de 2010

Catolicismo cuantitativo

Leo en Vida Nueva (una revista que merecería mucha mayor atención de la se le presta habitualmente) una columna de mi admirado amigo Joaquín Luis Ortega en la que se lamenta del escasísimo relieve -por no decir nulo- que se ha otorgado a la condición de católico del escritor Miguel Delibes con ocasión de los comentarios con motivo de su muerte.
Pienso que este dato tan penoso como real explica mucho de la tragedia del catolicismo en nuestra España (la de hoy, tal vez por ser legítima heredera de la de ayer): aquí ser católico es lo normal, es lo oficial, lo sociológicamente correcto (¡!) y tal vez, hasta inevitable. Tantos por ciento abultadísimos en todas las encuestas o estudios de opinión. A la hora de la verdad, sin embargo, auténtica dictadura de lo cuantitativo que termina despojando de mordiente a lo que va por dentro, a lo esencial, a lo que configura y da el verdadero tono a una existencia.
Se nos ha pedido ser luz; nos hemos contentado con ofrecernos como ráfagas de fuegos artificiales. Una pena.

Celibato y pederastia

Estos días en los que tanto se ha hablado del tristísimo asunto delos casos de pederastia en algunos clérigos, ha salido a colación la cuestión del celibato, al que algunos culpan de provocar o, al menos, favorecer esos deplorables comportamientos.
Sobre el celibato de los curas, hablando en general, debo decir que casi nunca he leído u oído reflexiones sensatas. Los maximalistas de uno u otro signo tienen la rara virtud de enfocar el asunto de tal manera que al final las cosas quedan más confusas que al principio.
Pero dejemos esto para otra ocasión y volvamos a la posible relación del celibato con los casos de pederastia.
En corto y por derecho: a mi juicio, relación directa (digamos, de causa-efecto), ninguna. Relación indirecta y más bien remota, tal vez en algún caso (como posible caldo de cultivo de una inmadurez), pero siempre imposible de demostrar.
Empezamos por ignorar lo que se "cuece" en la mente de un pedófilo: si misterioso es todo psiquismo en sus últimos repliegues, el de personas que desarrollan esas prácticas podemos suponer que probablemente está sometido a pulsiones, tal vez tan incontrolables para él como incomprensibles para nosotros.
En estos temas tan enigmáticos me parece que una buena dosis de cautela intelectual será siempre mejor que el arrogante simplismo del que enseguida cree tener identificadas las causas, y, claro está, se siente autorizado para proponer las soluciones. Cautela intelectual y paciencia...con todas las hipótesis abiertas.