Mi lista de blogs

martes, 18 de mayo de 2010

Positivos "efectos colaterales" de una desagradable crisis

Desde que la descubrí (como casi siempre pasa en internet, por casualidad, es decir, navegando), no dejo de visitarla con frecuencia: me refiero a la página -webblog creo que se llama- que tiene Diego Contreras bajo el título "La Iglesia en la prensa". Ejemplo de buen hacer profesional, aunando siempre equilibrio y claridad de juicio, lo único que le reprocho es que no prodigue más las excelentes entradas en las que presenta la actualidad de la vida eclesial de una forma siempre sugerente y respetuosa.
Traigo a colación esta referencia porque acabo de leer su último post, que voy a reproducir ahora mismo, en el que pone de relieve algo que está pasando desapercibido a muchos comentaristas de la realidad eclesial, pero que es tan interesante y real como significativo: la importante crisis que ha generado en la vida de la Iglesia el lamentable asunto de los abusos sexuales, no sólo ha provocado confusión y malestar; también ha tenido, en frase feliz de D. Contreras, inesperados y saludables "efectos colaterales" claramente positivos por lo menos a largo plazo. Esto dice Diego Contreras:

"Uno de los efectos más inesperados de la “crisis de los abusos” es que está permitiendo tratar abiertamente de temas “tabúes” que, en circunstancias normales, hubiera resultado difícil presentar en la plaza pública. Por ejemplo, que se hable en la prensa de la importancia de la castidad puede parecer imposible; sin embargo, la crisis ha permitido hablar también de esto (aunque, en algunos casos, con cierta incomodidad). La razón es que parece obvio que en el fondo de todos los delitos y escándalos que ocupan en estos meses la atención de los medios, hay por lo menos una falta de castidad (entre otras cosas). Siguiendo el silogismo, se podría concluir que la castidad es incluso positiva...

Ahora se habla de pecado. El Papa ha dicho esta mañana que “el verdadero enemigo que hay que temer y combatir es el pecado, el mal espiritual, que a veces, por desgracia, contagia también a los miembros de la Iglesia”. Y todo el mundo le ha entendido. En línea con lo que dijo en su viaje a Portugal, Benedicto XVI esta subrayando que el peligro para la Iglesia no está fuera, sino dentro. No es la persecución o los titulares de prensa: el peor enemigo es precisamente el pecado.

Es un mensaje fuerte, que va al centro de la cuestión y que es el fundamento de la “operación limpieza”, de la que se hablaba aquí hace meses, que no es una cuestión cosmética o una estrategia para salir del paso. Pienso que el Papa se está ganando a pulso, y en primera persona, la credibilidad. Bastaba estar esta mañana en la plaza de San Pedro para darse cuenta de que la gente ha entendido lo que está haciendo". Hasta aquí el blogger cuya página he recomendado.

Suscribo naturalmente lo que dice, pero me permito hacer algunos añadidos. Efectivamente, hablar de castidad es positivo, pero me temo que la referencia a esta virtud sea efímera y no logre rebasar el nivel francamente bajo, por no decir ínfimo, en que la sitúan habitualmente los comentaristas (tanto los de "fuera" como los de "dentro"), al presentarla como algo negativo y restrictivo, cuando su dinamismo interno va justamente en sentido contrario. En efecto, creo que la castidad no es otra cosa que el "mecanismo" liberador que permite a la persona afrontar positivamente y con paz la capacidad que tiene la sexualidad de tiranizar -por exceso, y también por defecto- a los individuos demasiado ingenuos. No se si Contreras suscribiría lo que estoy insinuando.

Otro "efecto colateral" positivo está siendo, a mi juicio, el enésimo resurgir del cuestionamiento de la ley del celibato propia en exclusiva de la iglesia católica latina. Guste o no a los inmovilistas, y sin poner en relación causa-efecto los abusos con esa ley de la iglesia latina, el debate sobre la misma es inaplazable, y cuanto más se pretenda eludir, con más virulencia resurgirá. Tampoco se si esta apreciación la suscribiría Diego Contreras.o no a los inmovilistas GGuste o no a los inmovilistas

No hay comentarios:

Publicar un comentario