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viernes, 14 de mayo de 2010

El Papa en Portugal. Consideraciones previas

El viaje del Papa a Portugal ha tenido un eco mediático discreto. Desde hace ya tiempo, los desplazamientos del obispo de Roma por los distintos países en los que viven iglesias particulares, cada una de ellas con sus luces y sus sombras, han suscitado normalmente un interés decreciente conforme se iban convirtiendo en un fenómeno más habitual.
El seguimiento de los mismos, como tal vez sea inevitable, se ha decantado casi siempre más por los aspectos anecdóticos o folklóricos, sobre todo cuando la visita tenía como objeto algún país especialmente exótico.
En esta ocasión, el viaje de BXVI a Portugal tenía (para los medios) casi exclusivamente dos alicientes: la tormenta aún activa provocada por el asunto de los abusos sexuales de algunos clérigos, y la posibilidad de nuevos datos (revelaciones suelen decir los entusiastas) procedentes del secreto (creo que tercero) de Fátima.
Es una lástima, porque este viaje ofrece una serie de claves muy importantes para conocer lo que piensa de la iglesia y del mundo actual el Papa Ratzinger, y cuál es su oferta o, mejor, su respuesta "curativa" al diagnóstico previamente sustanciado, por encima y más allá del sensacionalismo o la morbosidad que los otros item provocan.
Voy a dedicar algún post a sintetizar esas lineas de fuerza, pero antes quiero insistir en una reflexión sobre los medios que prolonga lo que ya he insinuado en algún comentario previo.
Por lo que sea, el periodismo actual, es decir, los medios, sufren, a mi juicio, un desenfoque y un desequilibrio notables especialmente en relación con la información religiosa. La ausencia de buena información religiosa, y la escasísima presencia de estudios o comentarios sobre estos temas de suficiente calado, no los convierte en más "laicos" (como tal vez piensen ellos en su ingenuidad), sino en más incultos e ignorantes. Por ejemplo, el despiste que suelen exhibir en relación con el Islam es de antología.
Por su parte, la iglesia en su nivel dirigente no termina de arrancar en este campo. Conoce el problema, lo ha estudiado mil veces, conoce propuestas y sugerencias que ayudarían a desbloquear el lamentable statu quo; pues no hay manera. Al ejemplo de la COPE, habría que añadir ahora el "último grito" (me temo que mejor, berrido) a manos de la nueva Popular-TV que ahora ha introducido el nombre de María entre medias, y que mucho me temo va a suponer un fiasco mucho mayor de lo que podían esperar los que precipitadamente y con no muchos conocimientos de lo que se traían entre manos, dieron luz verde al proyecto.

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