Me viene esto a la cabeza porque uno de los profesores de literatura que tuve, nos enseñó a descubrir y disfrutar de un poeta -Rainer Maria Rilke- que ya entonces me impresionó (en las excelentes traducciones de José Mª Valverde), y sobre el que vuelvo con menos frecuencia, lo reconozco, de lo que debiera.
Cuando el viernes pasado visité la feria del Libro, como ya conté en un post, descubrí (debería decir mejor: me descubrió) una edición de la editorial Trotta en su colección Mínima con una selección de cuarenta y nueve poemas de RMR.
Por casualidad, mientras pagaba, abrí por la página 45:
"No puedes esperar que vaya Dios a ti
para decirte: Existo.
Un Dios que revelara su fuerza
no tendría sentido.
Debes saber que Dios te atraviesa
como un soplo, desde el origen.
Y si arde tu corazón y nada expresa,
entonces es que actúa dentro de ti."
(Para festejarme, 1899)
Me gusta mucho esta teología, como tímida o balbuciente, respetuosa y provocativa a un tiempo, sugerente y relajante, con la bruma de la poesía a cuestas, desafiando no la racionalidad, sino ese racionalismo impertinente que nos sofoca con frecuencia.
Me gusta. Volveré sobre RMR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario