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jueves, 17 de junio de 2010

Más sobre COPE

Creo sinceramente que uno de los rasgos que evidencian siempre el sectarismo es la negativa a leer, escuchar, o en su caso, citar y/o publicar opiniones de quienes están en los antípodas de nuestros propios criterios y enfoques, aunque en determinados momentos pudieran decir o aportar algo razonable y perfectamente asumible: ¡al enemigo, ni agua!
Como me horrorizan esas actitudes sectarias, que, por cierto, veo que cunden con bastante frecuencia no sólo en la llamada sociedad civil, sino también, e incluso más, entre los miembros del sufrido pueblo de Dios, no tengo empacho en reproducir a continuación un suelto que acaba de publicar en su blog "La Cigüeña de la Torre" el ínclito comentarista de temas de religión e iglesia, Fco. José Fndz. de la Cigoña, cuyas posiciones ultraconservadoras, unidas a un estilo con demasiada frecuencia más que agresivo, faltón, hacen las delicias de sus fans, y desesperan al resto, que agradecería -esa impresión da- que alguien pusiera coto a sus "desmanes". El tema es la COPE y lo que se barrunta como una situación de futuro de la cadena más que precaria:


"La COPE se deshace de quienes parecían los más directos beneficiarios de la salida de la misma de Jiménez Losantos y César Vidal. Quienes se habían prestado con regocijo a colaborar en la marcha de las dos figuras estrella de la emisora leo que no están muy satisfechos con el desenlace. Pasar de la tarde a las mañanas de los fines de semana o de ser el sustituto de Federico Jiménez Losantos a ocuparse del internet de la emisora no parece ni siquiera un premio de consolación. Si es cierto que están que bufan se entiende perfectamente. Yo pienso que no son Cristina López Schligting e Ignacio Villa los grandes responsables del hundimiento de la emisora aunque a ellos les hagan pagar los platos rotos. Que rompieron otros. Aunque ellos colaboraran y se regocijaran del estropicio. Y pretendieran beneficiarse de él. Que aquello iba a hundirse lo pronosticamos todos. Salvo los suicidas que abrían vías de agua debajo de la línea de flotación de la nave. Que naturalmente se hunde. Como era lógico esperar. Creo que la responsabilidad de la una y el otro en ello es escasa. Y distinta. Cristina va de católica, yo no tengo la menor duda de que lo es, y pudo creerse que a ella le afectaría poco la marcha de los dos encausados. Su programa sería el mismo y ella, desaparecidas las estrellas, podría quedar como la referencia de la cadena. Tal vez no midiera que la fuga de oyentes también le iba a afectar a ella porque quien se va enfadado no vuelve por la tarde a oírla. Ella también chupaba de los enganchados a la emisora por JL y CV. Su confesa militancia católica podría justificar su incomodidad ante que las referencias de la cadena fueran un agnóstico y un protestante, cosa en principio chocante, y si de su marcha además podía sacar beneficio propio, miel sobre hojuelas. Pero no fue capaz de prever que la marcha de aquellos hundía la emisora y que ella iba a ser una de las prendas a pagar por ese hundimiento. El caso de Ignacio Villa me parece distinto. Era un íntimo colaborador de JL y en su estilo. Hasta que vio que podía ocupar el puesto del visir. Entre que no lo hizo bien y que se le fueron los oyentes a raudales quedó imposible. La COPE los arroja ahora por la borda pero con eso no van a impedir el naufragio de la nave. Otros son quienes lo provocaron. Equivocándose en todo. Posiblemente desde el principio. JL y CV seguramente no eran las personas adecuadas para pilotar una emisora no sólo católica sino además episcopal. Una vez que se optó por ellos y habiendo llevado a la radio a unas cifras espectaculares sólo se podía prescindir de los mismos sustituyéndoles por quienes pudieran retener a los oyentes o recuperarlos tras una primera fuga. Relevo ciertamente muy difícil pero que evidentemente no eran Cristina e Ignacio Villa. Ahora, ante el hundimiento general, es muy fácil decirlo pero estaba cantado por todos salvo por unos ignorantes que no saben nada de comunicación. Y que son los grandes responsables del desastre. La Iglesia se queda sin voz en la radio, la perdió en la prensa y parece que quiere arruinar la que le queda en televisión. Y los causantes del estropicio son los únicos que se van a ir de rositas. No es justo. Y menos que puedan seguir haciendo desde su absoluta ignorancia más tropelías. Yo no voy a derramar una lágrima por Cristina López Slichting y por Ignacio Villa. Crudo lo tienen. No es fácil la situación general y menos si llegan con la vitola de fracasados. Si a mí mañana me nombraran entrenador del Real Madrid pudiera ser que cegado por el relumbrón del puesto y por sus emolumentos lo aceptara. Pero cuando el equipo estuviera en segunda regional más que pedirme responsabilidades a mí habría que pedírselas al retrasado mental que me nombró. Pues, más o menos."


Coincido básicamente con este análisis. Tendría cosas que añadir, alguna de las cuales ya avancé en algún post anterior. Pero lo que no se me va de la cabeza ante la reiteración de casos similares que afectan o han afectado a la comunidad eclesial española en su reciente historia, es la célebre frase evangélica: "los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz". Lo malo, pienso a menudo, es que para justificarnos no se nos suele ocurrir otra cosa que decir (por lo menos, desde luego, pensar) cosas como esta: ¡hombre, es que la sagacidad no es una virtud evangélica!; y nos quedamos tan tranquilos.




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