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lunes, 21 de junio de 2010

Ni cristianos ni socialistas:(más) tontos (que) útiles

"Querido Pepe. Te escribimos para manifestarte el apoyo y la solidaridad de Cristianos Socialistas en esta hora en la que tú, también tu familia, estáis siendo sometidos a una premeditada campaña de difamación que, sin prueba alguna, es claramente injustificable". Un movimiento que está siendo "alentado y amplificado por los labios engañosos de la ultraderecha católica que no puede aceptar que un cristiano sea socialista".

Este es el arranque de una carta que, según informan en Religión Digital, ha escrito el colectivo Cristianos Socialistas al presidente del Congreso José Bono para manifestarle su apoyo tras las informaciones que vienen poniendo en cuestión su transparencia a la hora de dar cuenta y justificar su variado y notable patrimonio.

Confieso que aún no me he repuesto después de leer semejante cúmulo de memeces que, a mi juicio, no hacen sino hundir definitivamente el “prestigio” de ese grupo, si es que alguna vez contó con él.

La relación cristianismo-socialismo siempre ha sido teóricamente problemática, tanto en el plano filosófico como en el operativo. No cabe duda, sin embargo, de que han existido y existen cristianos de honradez intelectual indiscutible y de praxis existencial incluso ejemplar que han defendido lo mejor de las tesis socialistas procurando vivir de acuerdo con lo que en ellas veían de más coherente con el mensaje cristiano. Pero curiosamente todos ellos se han manifestado siempre como absolutamente libres a la hora de la militancia, y en la mayoría de las ocasiones, fuertemente críticos con las encarnaciones históricas de los ideales socialistas en la realidad cotidiana de los partidos y organizaciones políticas de ese nombre.

Por eso, una toma de posición tan descarada como la de estos señores está llamada desde el principio a recoger el desprecio, no ya de esos cristianos ultraderechistas cuyo fantasma, por lo visto, les persigue, sino también el de militantes socialistas que, sin vinculación a cualquier confesión cristiana, están sufriendo desde hace unas fechas el bochorno de ver a un ilustre conmilitón puesto en la picota por informaciones no refutadas que presentan de él un rostro tan lejano del perfil socialista como de la imagen que cualquiera tiene del cristianismo.

Para ellos, según afirman en su grotesca misiva, José Bono sería "un político de talla cuyo compromiso socialista está inspirado por el cristianismo", además de "un político valiente que hace anuncio explícito de su fe en una sociedad y un ágora pública donde no está bien visto evocar a Dios".

Pero no acaban ahí los despropósitos. Para estos “hombres de síntesis” (cristianos Y socialistas) las críticas recibidas por el Presidente del Congreso sólo pueden obedecer a su audacia al presentarse públicamente como político socialista y hombre de fe, incomprendido, desde luego, por la Iglesia, y probablemente también por sectores de su partido. “Los de siempre” han pretendido desgastarle políticamente, minar su credibilidad con el evidente objetivo de tapar las tramas de corrupción en las que se ven envueltos (Gürtel, etc.).

No se arredran nuestros genios de la síntesis; siguen diciendo: "la ética pública exige al político ser transparente y saber separar verazmente el ejercicio del cargo público del negocio privado"; Bono "ha seguido un criterio de conducta moral ciertamente comprometido, y siempre dando un paso por delante", lo que queda demostrado, según ellos, por el hecho de que el personaje de referencia fue el primero en hacer públicas sus rentas y bienes en 1985.

"Es hora de reivindicar ética en la vida pública, más tolerancia y menos envilecimiento. No todo está permitido para conquistar el poder", añade esta delirante nota, que, como no podía ser menos, concluye mostrando a Bono "nuestro apoyo y también nuestra oración. Como dice el salmista, Dios conoce verdaderamente el camino de los justos y detesta a los mentirosos. Él te sostiene".

Pues esperemos que al Altísimo no le pase su jefe de prensa esta mamarrachada, porque si no, tendrá que hacer divinos esfuerzos para no mandar a sus autores al mismísimo limbo de los tontos.

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