Es una casualidad que celebro el que, con motivo de la aparición del segundo volumen del Jesús de Nazaret escrito por Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, el mismo autor del que reproduje unos párrafos en mi post anterior, Rafael Aguirre, haya escrito una primera y breve reseña de esta importante obra sobre la que probablemente convendrá volver más adelante.
Como ya dije, Rafael Aguirre es un notable estudioso de los orígenes del cristianismo, de cuyo arranque último, como es obvio, es responsable precisamente ese personaje de nuestra historia conocido como Jesús de Nazaret.
Por ello, y porque estos días no pocos ciudadanos tendrán ocasión de leer o escuchar valoraciones sobre la publicación y el contenido de este libro no siempre equilibradas, o mas simplemente, ajustadas desde un punto de vista, digamos, académico, creo que puede ser un buen primer paso escuchar a este experto en lo que es su primera valoración, de carácter general naturalmente, del estudio del papa Ratzinger. He aquí un pequeño extracto que no necesito subrayar que comparto plenamente:
"...El nuevo libro, que acaba de aparecer, abarca desde la entrada de Jesús en Jerusalén hasta su muerte y resurrección. Este período obliga al autor a afrontar problemas históricos y teológicos especialmente delicados: las razones de la crucifixión de Jesús y sus responsables últimos; cómo encaró Jesús su muerte; su relación con el Templo y con el culto; el papel de los discípulos y de las mujeres; qué se entiende por resurrección y su relación con la historia.
El primer libro marcó ya el género literario al que, según todos los indicios, se acomoda este segundo. Ratzinger conoce la investigación histórica, pero pretende ir más allá y realizar una reflexión teológica y espiritual sobre su vida, contemplar el pasado con los ojos de la fe y mostrar su sentido en el presente. La obra de Ratzinger-Benedicto XVI sobre Jesús es un estudio muy bello, que refleja la sensibilidad del autor y subraya unos aspectos más que otros, y deja inevitablemente un espacio amplio para visiones complementarias y para subrayados diferentes.
El estudio del pasado es históricamente inacabable, y el misterio de Dios inefable. Y hay una cuestión no menor: creo que la expectación causada por el libro no se debe sólo, ni en primer lugar, a quién es su autor, sino al tema que aborda. Jesús de Nazaret interesa y, además, tiene buena prensa. No se puede decir lo mismo de la Iglesia en Europa y, especialmente, en España. Es encomiable que Ratzinger presente una visión de Jesús desde la fe de la Iglesia. El gran reto es que esa Iglesia se deje cuestionar por el Jesús al que mira, y no sofoque su fuerza de innovación y libertad".
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