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domingo, 13 de enero de 2013

FRANCO NO FUE UN IDEÓLOGO

En una entrevista, tan larga como interesante, que aparece hoy en el diario ABC (versión digital), sobre su última novela "Me hallará la muerte", el escritor Juan Manuel de Prada pasa revista a no pocos asuntos que la propia trama de su relato suscita y que se refieren a problemas tanto históricos como políticos y filosóficos.
Me ha llamado especialmente la atención un párrafo en el que De Prada, a una pregunta sobre su visión de Franco -personaje, en último término relacionado con la trama de su novela- hace una descripción-valoración del General que merece la pena leer porque de forma muy sintética y con una gran claridad ayuda a poner en su sitio, descartándolas, interpretaciones demasiado sumarias y simplistas que siguen teniendo vigencia desgraciadamente en amplios círculos de personas, incluso, que se consideran con un buen nivel cultural.
No es que yo crea que el escritor descubre algún mediterráneo interpretativo, pero aprecio su acierto al resumir en un solo párrafo lo que a otros les llevaría probablemente varias páginas. Ofrezco a los lectores de este blog la respuesta de De Prada a la pregunta concreta de si cree que Franco era un fascista:


"Yo creo que Franco era un militar, y me atrevería a decir que veía con buenos ojos la República; el tiene una preocupación por mantenerse leal a la República durante muchos años. Era un hombre que tenía grandes dotes de mando en el ámbito castrense y que cuando estalla el alzamiento va aglutinando en torno a él la lealtad de los otros generales alzados que descubren en él unas dotes superiores al resto. Esas dotes  eran: frialdad, pragmatismo, una capacidad para aglutinar tendencias muy diversas –porque no olvidemos que en el seno del bando nacional había gentes de muy diversas procedencias-, y un sentido muy fuerte de la autoridad, a veces implacable. Yo creo que Franco era un hombre autoritario, pero evidentemente no era un ideólogo. El nuevo estado se crea en torno a un descontento de muy diversos sectores, pero no lo alimenta una ideología fascista. Otra cosa es que luego se asuma, digamos, la ideología falangista como una retórica propia de la época, casi como una retórica que se pueda aliar con Italia, con Alemania, etcétera. Y yo creo que lo que caracteriza a Franco es eso, un régimen autoritario, de una dureza en un principio fuerte: estamos en una guerra, luego vamos a salir de una guerra, que paulatinamente se va relajando, o ablandando, que coge del fascismo, vía falangismo, la preocupación social, pero que al mismo tiempo se va adaptando progresivamente a lo que las democracias occidentales van imponiendo. Yo creo que calificar a Franco de fascista sólo se puede hacer dándole al término fascista un significado demasiado amplio. Si nos atenemos a lo que es la ideología fascista tal y como se formula en Italia, y más allá del mimetismo que tienen las primeras leyes franquistas, que evidentemente... como hoy día mimetizamos a los americanos en tantas cosas de nuestro comportamiento social y político, por la atracción que ejerce un régimen político que en aquellos momentos estaba dando frutos. Mussolini coge a Italia con una problemática social monstruosa y logra que todo el proletariado se sume a esa línea política. En Franco puedo descubrir muchas cosas, pero no al ideólogo".

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