Me ha llamado especialmente la atención un párrafo en el que De Prada, a una pregunta sobre su visión de Franco -personaje, en último término relacionado con la trama de su novela- hace una descripción-valoración del General que merece la pena leer porque de forma muy sintética y con una gran claridad ayuda a poner en su sitio, descartándolas, interpretaciones demasiado sumarias y simplistas que siguen teniendo vigencia desgraciadamente en amplios círculos de personas, incluso, que se consideran con un buen nivel cultural.
No es que yo crea que el escritor descubre algún mediterráneo interpretativo, pero aprecio su acierto al resumir en un solo párrafo lo que a otros les llevaría probablemente varias páginas. Ofrezco a los lectores de este blog la respuesta de De Prada a la pregunta concreta de si cree que Franco era un fascista:
"Yo creo que
Franco era un militar, y me atrevería a decir que veía con buenos ojos la
República; el tiene una preocupación por mantenerse leal a la República durante
muchos años. Era un hombre que tenía grandes dotes de mando en el ámbito
castrense y que cuando estalla el alzamiento va aglutinando en torno a él la
lealtad de los otros generales alzados que descubren en él unas dotes
superiores al resto. Esas dotes eran: frialdad, pragmatismo, una capacidad
para aglutinar tendencias muy diversas –porque no olvidemos que en el seno del
bando nacional había gentes de muy diversas procedencias-, y un sentido muy
fuerte de la autoridad, a veces implacable. Yo creo que Franco era un hombre
autoritario, pero evidentemente no era un ideólogo. El nuevo estado se crea en
torno a un descontento de muy diversos sectores, pero no lo alimenta una
ideología fascista. Otra cosa es que luego se asuma, digamos, la ideología
falangista como una retórica propia de la época, casi como una retórica que se
pueda aliar con Italia, con Alemania, etcétera. Y yo creo que lo que
caracteriza a Franco es eso, un régimen autoritario, de una dureza en un
principio fuerte: estamos en una guerra, luego vamos a salir de una guerra, que
paulatinamente se va relajando, o ablandando, que coge del fascismo, vía
falangismo, la preocupación social, pero que al mismo tiempo se va adaptando
progresivamente a lo que las democracias occidentales van imponiendo. Yo creo
que calificar a Franco de fascista sólo se puede hacer dándole al término
fascista un significado demasiado amplio. Si nos atenemos a lo que es la
ideología fascista tal y como se formula en Italia, y más allá del mimetismo
que tienen las primeras leyes franquistas, que evidentemente... como hoy día
mimetizamos a los americanos en tantas cosas de nuestro comportamiento social y
político, por la atracción que ejerce un régimen político que en aquellos
momentos estaba dando frutos. Mussolini coge a Italia con una problemática
social monstruosa y logra que todo el proletariado se sume a esa línea
política. En Franco puedo descubrir muchas cosas, pero no al ideólogo".
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