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martes, 10 de mayo de 2011

Lamentable decepción: así somos, al parecer, hasta en lo físico

No hay experiencia peor en la vida de los hombres que la de constatar sin lugar a dudas la imposibilidad de superar algo desagradable, de liberarse, por ejemplo, de una dependencia, de un acoso, de un dolor molesto y recurrente.
En el terreno, digamos, espiritual, no faltan técnicas que, debida y sabiamente aplicadas, logran éxitos a veces espectaculares, por ejemplo, reacciones serenas frente a amenazas más o menos reales, disminución de fobias recurrentes, superación de ideas fijas paralizantes, etc.
Hoy acabo de leer una información francamente decepcionante. Especialmente para los muchos -cada vez más- afectados por el problema de la obesidad. Lean, amigos, esto que transcribo (tomado del ABC de hoy)y díganme si no estamos ante una especie de "octava plaga" que el autor bíblico hubiera agradecido conocer para engrosar su lista, y...perfeccionarla.
Tan lamentable como, por lo visto, cierto:

"En el último año, la liposucción se ha convertido en la intervención de cirugía estética favorita de las mujeres y cada vez más de los hombres. La promesa de librarse de los antiestéticos michelines para siempre hace que muchos la vean como una inversión de futuro. Pero la cruda realidad, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, es que la grasa vuelve un año después de la intervención, aunque se redistribuye hacia otras zonas del cuerpo,especialmente en la parte superior del abdomen, los hombros y los tríceps.

«El hecho de que la grasa retorne es de gran interés para los científicos porque eso significa que los niveles de grasa del cuerpo están fuertemente regulados por mecanismos que aún desconocemos», explica Robert Eckel, uno de los autores del estudio, que se publica en la revista «Obesity». (...).

Los investigadores confirmaron su hipótesis con roedores después de observar que la grasa vuelve cuando se elimina, del mismo modo que los seres humanos recuperan su peso después de haber adelgazado. «Creemos que el cerebro sabe de alguna manera la cantidad de grasa que tiene el organismo y trata de regular su presencia para que sea siempre la misma. Por eso es tan importane prevenir la obesidad», advierte Eckel".

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