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domingo, 23 de diciembre de 2012

Ya tenemos aquí la Navidad. Es este un tiempo en el que fluye especialmente la palabra; diríamos que es como si en él todos quisiéramos estar a la altura de la Palabra (el Verbo) que viene, expresando nuestros sentimientos profusamente, en tarjetas y verbalmente, con saludos de augurios de paz, bondad y felicidad.
Desde luego, no es cosa de ahora. La historia de la literatura nos brinda ejemplos maravillosos de esa exuberancia parlante y escribiente que, captando, casi siempre con acierto, el sentido profundo de lo que celebra la fe cristiana, ofrece testimonios de gran belleza literaria, llevados no pocas veces a su plenitud en musicalizaciones que resisten con firmeza el paso del tiempo.
Ofrezco a mis lectores una selección de temas del Cancionero de Uppsala que nos brindan, con frescura no exenta de ingenuidad, una visión entrañable de la Navidad:


No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.
 
  La Virgen a solas piensa
qué hará
cuando al Rey de luz inmensa
parirá,
si de su divina esencia
temblará
o qué la podrá decir.
 
  No la debemos dormir
la noche santa
no la debemos dormir.

Rey a quien reyes adoran
Señal es qu'es el que es,
Trino y uno, y uno y tres,


Verbum caro factum est,
Porque todos os salveys.

Y la virgen le dezia
Vida de la vida mia,
Hijo mio que os haria,
Que no tengo en que os hecheys.

Por riquezas terrenales,
No dareys unos pañales,
A Jesus que entre animales,
Es nasçido según veys.

Alta Reyna soberana,
Solo merecistes vos,
Que en vos el hijo de Dios,
Recibiesse carne humana.


Un niño nos es nasçido,
Hijo nos es otorgado,
Dios y hombre prometido,
Sobre divino humanado.


Dadme albricias, hijos d'Eva!
— ¿Di de qué dartelas han?
Que es nascido el nuevo Adan.
— ¡Ohy de Dios y que nueva!
Dadmelas y haved placer
Pues esta noche es nascido,
El Mexias prometido,
Dios y hombre, de mujer.

Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guardó el lobo
de nuestra cordera.


El lobo rabioso
La quiso morder,
Mas Dios poderoso
La supo defender,
Quizole hazer que
No pudiesse pecar, (sic)
Ni aun original
Esta virgen no tuviera.


Muchas profecias
Lo han profetizado,
Y aun en nuestros dias,
Lo hemos alcançado,
A Dios humanado
Vemos en el suelo,
Y al hombre en el cielo
Porque el lo quisiera.

Vos virgen soys nuestra madre,
Que la que el fruto comio,
Madrastra la llamo yo.

Vos como Madre escogida,
Rematastes nuestra rrastra.
La otra como madrastra,
Puso en cuentos nuestra vida,
Ella la dexo perdida;
Quando por madre os tomo,
Madrastra la llamo yo.

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