El autor es un sacerdote de la diócesis de Alcalá de Henares, exorcista, estudioso y gran experto en demonología (tratado sobre el o los demonios), saber que, como puede fácilmente comprenderse, tiene capacidad de fascinar a muchos y de suscitar el escepticismo, cuando no el desdén, de no pocos.
El padre Fortea, por su especialidad, digamos, académica, y por su singular personalidad, es invitado con relativa frecuencia a programas radiofónicos o de de TV en los que se plantean estas cuestiones que, como digo, atraen, tanto como repelen, a muchos ciudadanos.
No le conozco personalmente, pero tengo ganas de hacerlo y ya he dado algunos pasos para ello, concretamente le he escrito electrónicamente, comentándole algún lazo que nos une. Efectivamente, él es de Barbastro, ciudad a la que estoy vinculado por razones familiares. De modo que tengo pendiente un encuentro con él, lo que me apetece no poco.
Su blog me resulta francamente interesante. Yo diría que, con rasgos algo surrealistas, ofrece una mirada sobre la vida, entre divertida, irónica, socarrona y, a veces, hasta casi apocalíptica. Refleja una personalidad nada vulgar y una independencia de criterio muy de agradecer en estos tiempos de dictaduras progres y pensamientos únicos.
La entrada de hoy me ha llamado la atención especialmente, tanto por el tema como por su forma de abordarlo, que pone de relieve alguno de esos rasgos que acabo de sugerir como característicos de su personalidad.
No será la última vez que comparta con mis lectores alguna reflexión del padre Fortea. Me estreno transmitiendo la que ha colgado hoy:
"Me preguntaba un masón, desde Estados
Unidos, hace pocos días, si podía seguir siendo masón y católico.
Le contesté que no. El mensaje del Evangelio es el mensaje del buen y sencillo Jesús contando parábolas a los pobres agricultores y pastores. A los seres humanos les encantan las historias con arcanos y partes secretas. La típica historia con complot, tipo Código Da Vinci. Por el contrario, nuestra fe en el Hijo del Carpintero es la misma para todos, sea uno pescador en Galilea o comerciante de caravanas en Petra. El Papa no es conocedor de una parte secreta de la fe. La Teología es una ciencia abierta para todos.
Por otra parte, la masonería nació con el deseo de sustituir a la Iglesia. Ya en el siglo XVIII la Iglesia les parecía antigua a los modernos de esa época que iban de ilustrados-listillos por la vida. Por qué seguir con la bellísima liturgia eclesiástica, cuando podemos pasar el rato entretenidos con unos ritos inventados con unos delantales y tal. Las logias comenzaron, además, a construir su propia historia. Una de esas invenciones era que ellos son los descendientes de los constructores de las catedrales. Aunque, evidentemente, no hay nada que les conecte a los masones con los antiguos constructores, salvo el deseo.
Después los masones hablan de que custodian una sabiduría secreta. Pero esa sabiduría secreta, al final, es un conjunto de generalidades que se resumen en que un buen masón ayuda al género humano, un buen masón busca la paz, un buen masón tal y cual.
Pero lo peor de todo, lo inmensamente peor de todo, son la variedad de ridículos sombreros que algunas logias de Estados Unidos obligan a colocar a sus miembros. Viendo algunos de esos sombreros, supe, al momento, que allí no estaba la verdad".
Le contesté que no. El mensaje del Evangelio es el mensaje del buen y sencillo Jesús contando parábolas a los pobres agricultores y pastores. A los seres humanos les encantan las historias con arcanos y partes secretas. La típica historia con complot, tipo Código Da Vinci. Por el contrario, nuestra fe en el Hijo del Carpintero es la misma para todos, sea uno pescador en Galilea o comerciante de caravanas en Petra. El Papa no es conocedor de una parte secreta de la fe. La Teología es una ciencia abierta para todos.
Por otra parte, la masonería nació con el deseo de sustituir a la Iglesia. Ya en el siglo XVIII la Iglesia les parecía antigua a los modernos de esa época que iban de ilustrados-listillos por la vida. Por qué seguir con la bellísima liturgia eclesiástica, cuando podemos pasar el rato entretenidos con unos ritos inventados con unos delantales y tal. Las logias comenzaron, además, a construir su propia historia. Una de esas invenciones era que ellos son los descendientes de los constructores de las catedrales. Aunque, evidentemente, no hay nada que les conecte a los masones con los antiguos constructores, salvo el deseo.
Después los masones hablan de que custodian una sabiduría secreta. Pero esa sabiduría secreta, al final, es un conjunto de generalidades que se resumen en que un buen masón ayuda al género humano, un buen masón busca la paz, un buen masón tal y cual.
Pero lo peor de todo, lo inmensamente peor de todo, son la variedad de ridículos sombreros que algunas logias de Estados Unidos obligan a colocar a sus miembros. Viendo algunos de esos sombreros, supe, al momento, que allí no estaba la verdad".
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