Esta mañana me he encontrado con un artículo firmado por Damián Ruiz, habitual de este periódico, que con el título de "Volver al orden", arranca con un diagnóstico de nuestra situación político-social que, lamentablemente, no puedo sino compartir. Lo transcribo a continuación para conocimiento de los que lean este blog: el título que pongo en la entrada de este post quiere dejar, con su forma interrogativa, un resquicio a la esperanza de que las cosas no cursen tan rematadamente mal...
"Tengo la sensación de vivir en un país marrullero
donde las instituciones y las leyes se aceptan o no, y se respetan o no, en
función de los distintos intereses de los politiquitos de turno, de cada reino
de taifa y de cada grupo de presión. Un país entregado al poder financiero
donde solo las clases medias y trabajadoras deben cumplir escrupulosamente la
ley.
Vivimos en una nación descuartizada donde
cada día se cierran cientos de pequeñas y medianas empresas, donde cada vez más
gente se queda sin empleo. Una sociedad sin autoridad, ni en la familia, ni en
la escuela, ni en la universidad, ni en las instituciones del Estado, donde
cada uno campa como quiere sin que tenga que rendir cuentas a nadie.
En este maremágnum indecente unos viven,
politiquitos, especuladores y subvencionados a dedo, y otros pagan, usted, yo y
todos los que cada día trabajamos —los que aún tenemos esa suerte—, muchas
horas para poder sostener esta podredumbre que rige nuestras vidas".
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