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domingo, 20 de noviembre de 2011

Católicos en la vida pública: servidores sin complejos

Se está celebrando en Madrid -tal vez se haya clausurado ya- el XIII Congreso "Católicos y vida pública", una iniciativa de la Universidad San Pablo-Ceu que tengo la impresión ha ido mejorando los últimos años en su planteamiento y realización.
Lo traigo a colación porque veo que una de las intervenciones ha estado a cargo de uno de los miembros fundadores del grupo británico Catholic Voices que se puso en marcha en el Reino Unido con motivo de la visita de Benedicto XVI a aquel país, visita que se auguraba sumamente difícil y conflictiva y que se saldó, al decir de la inmensa mayoría, con un llamativo éxito.
Este grupo de Catholic Voices saltó a la palestra para aportar en los medios de comunicación, sin complejos, sin fanatismos, con solvencia y espíritu constructivo, el punto de vista católico sobre los más variados temas de carácter socio-político-moral, a propósito de los cuales suele reinar la confusión y la distorsión que lleva a atribuir a los católicos (y a la Iglesia, obviamente) los puntos de vista más aberrantes que pueda imaginarse, y lo que es todavía peor, las posiciones más ridículas y grotescas.
Tuvo éxito el grupo y me alegra saber que sigue funcionando con el mismo espíritu valiente y equilibrado, lo que hace que crezca su prestigio; sólo lamento que entre nosotros no haya cuajado una iniciativa semejante: así nos luce el pelo.
Ofrezco a mis amables lectores una cita de la intervención de este representante del grupo en el Congreso del Ceu, porque me parece de interés por lo que afirma y por lo que sugiere. No estaría mal que alguien entre nosotros se atreviera a dar el paso que ellos han dado para poder ofrecer a nuestra sociedad de primera mano el pensar y sentir católicos sin tenernos que resignar a que otros nos interpreten y, sobre todo, distorsionen nuestros planteamientos y tomas de posición:

"Siendo contemplativos, podemos identificar lo que más vale. Estando presentes entre los más vulnerables, somos capaces de juzgar los efectos negativos de un mercado desfrenado y una burocracia deshumanizante. En nuestras parroquias y comunidades tenemos mecanismos inigualables de integración social y recaudación de capital social, del que dependen especialmente los que carecen de otras riquezas. ¿Cómo no vamos a estar presentes en la vida pública?"

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